martes, 19 de febrero de 2013


 ALEJAR LA TENTACIÓN EVITA EL PECADO

Lunes,18/febrero/2.013

No cabe duda que a nuestro país se le puede acusar de muchas cosas menos de aburrido.  A pesar de que el colectivo de periodistas se queja amargamente- y con razón- de lo afectado que se ve con la crisis, nunca han tenido tanta materia prima para poder ejercer su trabajo.  
Hace unos meses, nuestros conciudadanos se llevaban a la mesa del café mañanero las historias más o menos divertidas- para gustos son los colores-  generadas la tarde/noche anterior en TV o las ruedas de prensa de Mou y, si no había material para el diálogo matinal, lo generaban en los laboratorios de producción, con personajes más o menos ficticios. 
En estos momentos asistimos estupefactos al “más difícil todavía”.  El fuego cruzado entre trincheras de uno a otro bando apenas da oportunidad de comprender de qué va esta guerra.
        Comenzábamos a asimilar el porqué de los movimientos soberanistas de Mas y surge el capítulo de los espías espiados.
         No hemos acabado de chatear sobre Díaz Ferrán y aparece en la pista central del circo, su cuñado Arturo, con una espectacular recomendación para ser un excelente empresario, un honrado contribuyente y además el prodigioso gurú con recetas para  salir de la crisis, presuntamente abonando salarios en “b”. 
             Seguimos con el rabillo del ojo el eslalon de Bárcenas por Vancouver siempre con el ¡¡ay¡¡ en la garganta para que vuelva sano y salvo a España y no desaparezca secuestrado por un comando de Ál Qaeda como nuestros, casi olvidados cooperantes, sin que pueda contarnos ante el juez como se realizó ese truco de prestidigitación económica que supuso la transformación de una de las palomas del logotipo de Génova en Madrid a  24 millones de euros en Berna, Suiza.     
Bárcenas, Arturo, Ferrán, Ruiz Mateos, Fèlix Millet i Tusell y otros pro-hombres españoles que junto con los ya históricos Conde, De la Rosa y un largo etc. forman o formarán parte de ese grupo de élite de la empresa española  con un máster en estudios penitenciarios.  Nuestros periodistas no pueden quejarse, hoy tienen material para varios años de acontecimientos noticiables. 

Un extraterrestre que llegara hoy a nuestro país sin previamente haber tenido la oportunidad de estar informado, le parecería que estuviéramos preparando un Gran Hermano con miles de personas formando parte del concurso y donde los puntos se obtendrían a partir de quién la hace más gorda.   
                   Unos se apropian de dinero público, otros sobornan a terceros, los de allá espían a la madre que los parió y los elegidos por estirpe se mezclan con los anteriores tan intensamente que ya no acertamos a distinguir el heno de la paja.  
No necesitará nuestro visitante más de una mañana para ubicarse en el espectáculo.     Una lectura rápida de cualquier medio será suficiente para  percatarse de que ha aterrizado en la balsa de purines de esta inmensa granja que llamamos España. 

Sin embargo, hemos de explicarle con detalle que si bien su primer contacto en nuestro país no ha sido muy afortunado, no es mierda todo lo que nos rodea.    En la granja hay gente que se esfuerza todos los días en su trabajo.     Existen también prados verdes y los pájaros vuelan libremente por un cielo azul y limpio, excepción hecha claro está, del que acabó bajo el pañuelo de seda del mago Bárcenas.              Decirle, mientras lo desinfectamos, que la balsa es la consecuencia hasta ahora inevitable de criar “gochus” sin percatarnos de que sus residuos deben de tratarse adecuadamente.
   Los gorrinos, han engordado  a sus anchas por nuestras verdes praderas y lo han ensuciado casi todo antes de convertirse en chorizos.           Ahora tratamos de concentrar sus desperdicios para darle el adecuado tratamiento y, aprendida la lección, hemos de vigilar cuidadosamente que no se vuelva a repetir.
      Abandonando la metáfora circense, ya con los pies en la tierra, no se le escapa a nadie que el denominador común de todo lo que acontece es el dinero.  Poderoso señor que disuelve como un azucarillo todos los principios éticos, morales y religiosos que la humanidad ha tratado de interponer entre nuestra conciencia y  el bolsillo.  
               Se le atribuye a Santo Tomás de Aquí-no ( suena a broma) la frase que presta título a este artículo y sentencia de forma clara cuáles serán los pasos a seguir para evitar que se repitan estos hechos.  Seguramente, si ponemos sistemas de control del gasto público - fíjense que digo sistemas y no personas- obtendremos mejores resultados en varios aspectos del problema. 
          Reflexionemos ahora en la nefasta gestión de la mayoría de las Cajas de Ahorro.   Constituidos los Consejos de Administración donde en teoría nos encontrábamos representados todos los ciudadanos por los Srs Consejeros, como integrantes a su vez de partidos políticos, sindicatos, representaciones empresariales etc..etc. 
     No creo que se produjeran los desfalcos por defecto en el Derecho Mercantil vigente.     Nada ,salvo colaborar en aumentarlo en algunos casos, se esforzaron para impedir el robo.  Unos declararon que no sabían de contabilidad, otros que confiaban en informes de las supuestas auditorias y todos se embolsaron pingües beneficios personales. Hasta el Espíritu Santo que tanto inspira a nuestro clero en sus deliberaciones a puerta cerrada, abandonó sus conciencias al inicio del Cónclave de los Consejos de Administración de CajaSur.  El resultado salta a la vista.
        Los casos que están en los tribunales por apropiación indebida o malversación del dinero público, no se deben a defectos   legislativos.  Ha sido un intencionado expolio puro, duro y organizado.     Los representantes que, directa o indirectamente  fueron elegidos por nosotros para la defensa de los intereses de la Sociedad,  han sido los culpables por acción u omisión.
     Son una pequeña parte del total de los elegidos…. pero ahí están. 
    Tampoco son nada desdeñables las leyes que tenemos para regular y disuadir de delinquir con la plata pública…pero ahí están los datos.
     Ni siquiera nos consuela que la justicia haya tomado cartas.    Para las personas desahuciadas, los parados, los dependientes y demás, de nada les va a servir.
   Tenemos que participar para modificar las reglas del juego que han regir en el futuro la actividad de nuestros políticos.
    Sin entrar a valorar en sus dudosos aspectos legales el ya anulado por el Supremo “Copago Farmacéutico” , lo que parece innegable ha sido la drástica reducción del gasto farmacéutico.   
   Reducción no solo motivada por el incremento del coste para nuestros bolsillos, sino también, porque hemos racionalizado las costumbres de almacenar en nuestros domicilios medicamentos de todo tipo.              De un injusto RD ley, hemos obtenido un buen resultado.     Establezcamos pues un buen control del dinero publico. Reduzcamos la capacidad de los políticos para las adjudicaciones de obra pública, las recalificaciones de  suelo a gusto del constructor y la posibilidad de realizar construcciones megalómanas. Estoy seguro que obtendremos una importante reducción del gasto.  
    Intuyo dos vías que nos conducirán al objetivo.  La primera, suprimiendo los falsos concursos de obra pública que indefectiblemente acaban multiplicándose hasta el infinito y, no solo desde el precio  de adjudicación si no también del precio de mercado.
  La segunda, es el “efecto copago”. Una vez retirada la facultad de decisión sobre las adjudicaciones, cesará el efecto llamada que el dinero tiene para los delincuentes.  Accederán a representarnos en nuestros gobiernos los verdaderos políticos.  Desistirán los Naseiro, Camps Zaplana etc.. etc.       A los elegidos les pagaremos suficientemente para que sean  los  mejores. Les despediremos con arreglo a la legislación laboral vigente cuando incumplan de manera injustificada sus compromisos. Desaparecerán   del gasto los asesores y multitud de nóminas de primos ,hermanos, queridas y gente de mal vivir. 
              Para adjudicaciones de obras tenemos Universidades Politécnicas, Facultades o Escuelas de Ingenieros.
    Trabajaremos en establecer las reglas.

    Si evitamos  la tentación  alejaremos el pecado.
jra

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